viernes, 7 de marzo de 2008

Prohibido morirse


Por orden del señor alcalde, se hace saber a todo el que quisiera, que desde hoy hasta nueva orden, está estrictamente prohibido morirse en el término municipal, debido a la falta de espacio en el camposanto. Por consiguiente, todo aquel que contravenga esta ordenanza, será severamente amonestado, y si procede, se le echará del pueblo por desacato a la autoridad y revoltoso.

De esta laya sería el bando del pregonero del pueblo francés de Sarpourenx en el que se prohíbe morirse a los vecinos porque ya no cogen en el cementerio. Es tal que cabreo que tiene el alcalde porque los tribunales no le permiten hacerse con unos terrenos para ampliar la última morada de sus convecinos, que ha optado por aplicar el adagio de a grandes males grandes remedios.

Dice García Márquez que en Macondo no moría nadie porque Muerte no sabía de la existencia del pueblo, pero los de Sarpourenx parece que son visitados a menudo y la dama de negro se conoce el camino al dedillo, así que el primer edil tiene un poco difícil darle el esquinazo, por mucho que la amenace con multa o con limpiar jardines los fines de semana. Si fuera un poco más realista, se conformaría con pedir un aplazamiento mientras se resuelven los pleitos por los terrenos, que Muerte es persona sensata y con el trabajo que tiene últimamente hasta igual se lo agradecía.

El dilema es para los rectos ciudadanos de la civilizada y republicana Francia que ven llegado su último día con el riesgo de trasgredir la ley después de una vida sin tacha. Dirán que lo mejor es espirar en el municipio de al lado, pero no, allí también está prohibido estirar la pata, y tampoco es plan hacerlo a doscientos km de la tierra que te vio nacer. Pero en esto pueden aprender de la inteligencia consuetudinaria que solo en la piel de toro se puede hallar, donde un hijo amante tuvo a su padre viendo la tele cuatro meses después de muerto. Lo encontró frio frente a la caja tonta y le dio pena dejarle sin su programa preferido, y así cuatro meses seguidos, que igual lo que pretendía con esa sobre exposición de rayos catódicos era el asegurarse de que había palmado de verdad.

Los vecinos de Sarpourenx que tomen ejemplo. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio, así que si pasa la Parca ni caso, se coloca al finado en su butaca preferida y a ver Saber y ganar hasta que amplíen el cementerio.

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