miércoles, 9 de enero de 2008

La revolución sexual de La Casa Azul





Sé que va a suceder, la revolución sexual, va a suceder, el nuevo disco de La Casa Azul ya está aquí, un huracán de sensaciones pop a punto de atraparnos, melodías llenas de sol y plenitud, coloristas, bailables, inolvidables. Disco del año el que nos regala Guille Milkyway, hombre orquesta, compositor y alma del grupo.

Atrás quedan El sonido efervescente de la Casa azul (2000), fulgurante debut del grupo, explosión cegadora de energía pop, con temas como Cerca de Shibuya, banderín de enganche de un grupo que aunaba música electrónica con el chicle de los sesenta, la disco de los setenta y mil influencias más, melodías cristalinas y arreglos exuberantes. Con Tan simple como el amor (2003) se encaramaron por siempre en el arco iris del pop, temas como En noches como la de hoy o Superguay trasportan al que las oye a otros planos de la realidad, sunshine-pop, doo wop, tecno, todo servía para unas canciones que derrochaban desbordante vitalidad.

La revolución sexual supone otro peldaño más en su camino hacia la vía láctea. Mantiene una producción de lujo, arreglos de verdadera orfebrería y esa facilidad para crear melodías pegadizas y vitalistas. La energía adolescente ahora viene un poco más matizada por asuntos y temas nuevos, como en Prefiero no, donde habla de la mercantilista incontinencia de algunas. Pero se mantiene con fuerza la línea tras la que una aparente ingenuidad y sencillez esconde letras elaboradas e inteligentes. Canciones en panavisión, clásicos instantáneos, ritmos para bailar hasta el amanecer, viaje multicolor a la galaxia pop.

El tema La revolución sexual, con su entrada a lo ritmo de la noche, revolución erótico-veraniega y video retro futurista, guateque sideral en Galáctica. La nueva Yma Sumac, descarga concentrada de poder, canciones pastilleras como No más Myolastan. Esta noche solo cantan para mi, frías noches solitarias abrigándose con sus músicos preferidos. Canciones de propulsión a chorro como la Gran mentira o gemas como Chicos malos, simplemente perfectas.

Si lo tuyo es la alegría y la inteligencia, encarámate al trasparente colorido del cometa desde el que nos regala La Casa Azul sus notas llenas de magia y acabarán sonando alegres campanas en el centro de tu corazón.

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