martes, 28 de agosto de 2007

Queremos ser tu energía


La perla del Mediterráneo está inquieta. Barcelona, la ciudad soñada, vive un sin vivir. Los barceloneses, al amanecer, no saben si la electricidad llegará a los enchufes. Tampoco saben si los trenes llegarán a su destino, o si saldrán siquiera. De lo que si están seguros es del atasco diario en la autopista. La envidia de occidente está al borde del colapso, algo hay que hacer.

Endesa, una de las mayores multinacionales del mundo y orgullo del empresariado español, ha salido al quite del desaguisado explicando que la red eléctrica está anticuada, que no puede con todo el consumo de una ciudad tan pagada de si misma. Pero si doctores tiene la Iglesia, ingenieros Endesa, y en una tormenta de ideas a base de orujo de hierbas han dado con la solución, fácil y elegante.

Consiste en instalar en cada domicilio barcelonés un generador a pedales, y que sean los propios consumidores los que produzcan al menos una parte de la energía que necesitan. Las ventajas son muchas. Con una hora al día dando pedales se evitaría la sobrecarga de la red. El sano ejercicio mejoraría la salud de unos vecinos harto sedentarios, y se obtendría de una manera totalmente acorde con el protocolo de Kyoto. Se está estudiando la posibilidad de que sean las clases pasivas las que más contribuyan al esfuerzo, pues a los jubilados tiempo libre no les falta.

Para incentivar la idea, Endesa prevé unas tarifas imbatibles. Toda la energía producida a golpe de pedal se facturará a mitad de precio, algo que el espíritu ahorrativo catalán sabrá apreciar. Una hora diaria será el tiempo mínimo, pero se harán promociones y regalos, como viajes a la Alcarría en temporada baja, para los que inviertan más tiempo.

La compañía eléctrica se convertirá en líder mundial en energías renovables, aumentará la autoestima de los ancianitos y Barcelona se convertirá en referencia internacional en sostenibilidad. El propio Montilla piensa dar ejemplo y con todo su Govern, pedalear un par de días ante las cámaras para animar al personal.

Y aquí no termina el asunto. La RENFE, posiblemente la empresa más calamitosa del mundo, estudia adaptar las salas de espera de las estaciones y poner bingos, para que los viajeros prueben suerte con las bolitas, que con los trenes está claro que no van a tener.

Con todas estas innovaciones, la ciudad que desafía a las estrellas entre la montaña y el mar, la que mira al futuro desde un pasado glorioso, volverá a reinventarse a si misma y a ser envidia de otras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola otra vez!
Me pregunto por qué no habrá en endesa tipos tan inteligentes como tu.